sábado, 30 de octubre de 2010

Mujeres al borde de un ataque de nervios.

A las diez y media de la noche de ayer, 30 de octubre de 2010, pusieron en TVE-1 la película de Almodóvar con este titulo.
En la noche del 30 al 31 de octubre se retrasó una hora el reloj, con lo cual, teóricamente, tenemos una hora más para dormir. Solo esto daría para un chorro de tinta, pero no es de esto de lo que hoy quería escribir, sino de "Mujeres..."
Lo haré más adelante.
Por ahora solo anotar que despues de tres meses en este centro de rehabilitación, me voy provisionalmente a un apartamento dentro de una residencia por la Ciudad Universitaria. No me siento aún fuerte para vivir sola y mi madre está peor que yo, con lo cual ha sido la mejor solución que se me ha ocurrido. En mi vida todo es siempre provisional. En realidad nuestra propia vida es provisional, no sé por qué necesitamos tener todo siempre "atado y bien atado". No sé por qué no se habla de la muerte con mayor naturalidad, si es algo que sabemos que pasará.
Bien, tal vez esa costumbre que he adquirido de la constante provisionalidad es lo que me hace afrontar las dificultades. Tampoco lo sé, solo sé que no sé nada, que ya es saber algo, creo yo. Desde luego ya sé mucho más que muchos de los psico-psiq-sics a los que he visitado durante tantos años, sin que ninguno supiera muy bien cómo encauzarme.
De modo que hoy, de mudancita, y lo pongo en diminutivo porque lo que tengo aquí, en el centro, es poca cosa que cabe en un par de maletas.
Seguiré con Almodóvar y sus mujeres en otro momento.

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Tengo mono de cine, pero lo que se dice ansia. Hace más de cuatro meses que no voy a una sala comercial. Me dicen que alquile pelis o “me las baje” de Internet pero no, es que no es lo mismo, no tiene nada que ver. En la sala grande y oscura, me hundo en la butaca, me sumerjo en la película y me olvido de todo. Zen puro, concentración absoluta.
La otra noche me quedé a ver “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1987) en la tele, para lo cual tuve que hacer estrategias y cambios en mi bio-ritmo natural, que es de acostarse muy pronto (diez u once de la noche) y levantarme también muy pronto (cinco, seis, siete de la mañana). Siempre ha sido así, ahora más aún.
Guardaba muy buen recuerdo de esa película, la que lanzó a Pedrito a la fama, aunque algunos ya le habíamos descubierto mucho antes con “Atame” y alguna otra cuyos nombres no retengo. Mi recuerdo de la película era de carcajada continua. Esta vez no me reí, no había sorpresa, ya que recordaba la trama. Pero lo que me dejó absolutamente admirada es el ingenio, la sensibilidad, el buen gusto, todo, de este Almodóvar que sin lugar a dudas, es un genio en lo suyo.
Lo primero que me llamó la atención es que en esa época no existía la telefonía móvil, claro, ya se nos olvida que hubo otra vida antes de.
La trama comienza con una mujer angustiada que no para de dejar recados por teléfono y de recibirlos en un contestador automático que asombra por su gran volumen. Entonces era una novedad lo del contestador, lo recuerdo bien, y eran como ladrillos. Esta vez, yo sabía lo que le angustiaba a Carmen Maura porque me acordaba. Una Carmen jovencísima y tipazo, por dios, en qué nos vamos convirtiendo. No digamos Antonio Banderas, con pinta de niño inocente y empollón.
Pedro lanza profesionalmente a quien pasa por su cámara, a la Maura creo que fue en su primera película “Pepi, Luci Boom y otras chicas del montón” y al yerno de la protagonista de “Los pájaros” de Hitchoc en “Atame”, “La ley del deseo” o tal vez otra; me estoy refiriendo a Antonio Banderas. Ya solo por eso me cae simpático Almodóvar, pero además tengo muchas más razones para admirarlo.
El guión de “Mujeres…” es perfecto. Una comedia de intriga, amor y humor, donde cuadra hasta la cuadratura del círculo. Desfilan por ella personajes de epopeya, tanto los principales como los secundarios. El taxista kistch, Rossi de Palma son flashes geniales. Por cierto, esta mujer picassiana también debe su estrellato a Pedro y en concreto por esta película, me parece recordar. Hay que tener mucho talento y valentía para hacer de esa mujer una actriz respetada y admirada, quien a mí personalmente me parece horrorosa de fea –aunque me recuerda mucho a las modelos de la época cubista de mi querido Pablo (Picasso)- y actriz normalita.
Color –los básicos: rojo, siempre rojo con Pedro, amarillo-, la arquitectura interior, la ciudad señorial, todos estos elementos que acompañan a sus películas, acompañan también a este singular guión y magnífica dirección. Mal dirigida hubiera sido un bodrio intragable.
Gracias, Pedro, por deleitarnos con tu Arte. Aunque sea el séptimo, no es por su importancia, sino por su orden cronológico. Para mí el buen cine es, ya lo he escrito, Zen puro, concentración absoluta.

(Por si cupiera alguna duda, no conozco personalmente a Pedro Almodóvar, aunque me encantaría).

viernes, 29 de octubre de 2010

¿¡ Estoy en primera página ?!

Ayer me lo explicó muy bien el neuropsicólogo, Andrés Navarro Romance (lo escribo para que no se me olvide). Me aclaró las dudas sobre mis "fotos" (radiografías, TAC´s y demás pruebas) así como aspectos sobre esta dolencia muy interesantes.
Al teclear MENINGIOMA FRONTAL PARASAGITAL en el más conocido buscador de Internet, apareció este blog... ¡en la primera página! Se ve mi cabeza recién operada.
Según voy avanzando en el conocimiento, más ignoro, debo estar en el buen camino. El cuerpo es un misterio, la vida más aún.

Los síntomas que provoca este inusual quiste (estadísticas de seis por cada cien mil individuos) estaban tan claros en mí en la última fase que debo ser un caso "de libro". Síntomas y/o efectos, a saber:

- Falta de concentración.
- Trastornos en el comportamiento.
- Altibajos emocionales (tendencia a la depresión).
- Disminución de la creatividad.
- Incontinencia urinaria.

A grandes rasgos y para profanos:

La enfermedad consiste en una especie de grano que sale en la membrana que recubre el cerebro. Esa membrana, llamada meninge, recoge y acoje la masa cerebral antes de cubrirse del cráneo, parte ósea que proteje la cabeza. Por tanto, el tumor, me gusta más llamarlo quiste (le quita dramatismo), no es un huevo revuelto dentro de la masa cerebral como yo había imaginado, sino una protuberancia de la meninge que crece con mucha lentitud. Como el hueso craneal impide al quiste crecer hacia fuera, lo hace hacia dentro, comprimiendo los sesos (= masa cerebral) y a medida que estos van comprimiéndose los efectos van aumentando.
De crecimiento muy lento, si no dan señales alarmantes como parálisis, este tipo de quistes solo se detectan con pruebas invasivas (radiografías, resonacias magnéticas, ecografías, y últimamente también, por introducción en vena de una cámara). Esto explicaría la razón por la que se tarda tanto en diagnosticar. La Medicina en los últimos años evita prescribir alegremete pruebas dolorosas y/o no inofensivas.

MENINGIOMA
El meningioma es, por definición, un tumor benigno, un quiste, una bolsita rellena de líquido acuoso y-o grasa. Somos agua en un ochenta por ciento, no hay aire en nuestro interior, todas nuestras vísceras y huesos se acoplan en un mundo sumergido dentro de nuestra piel.

FRONTAL
Localización en la frente, en el centro del cerebro, por lo que se ven afectadas las áreas descritas pero no el aparato locomotor ni el lenguaje.

PARASAGITAL
Estoy en ello.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Paloma

Paloma fue una residente temporal que vino a re-establecerse de una operación de rodilla. Estuvo un mes, más o menos. Era una mujer de porte distinguido y muy educada, de familia bien, como se decía antes. Una mañana de domingo, en el desayuno, se le saltaron las lágrimas. Es viuda y hace ya trece años que perdió a su marido.

-Es que no lo puedo superar, no. Estaba tan enamorada, fue todo tan repentino...

Y me vi haciendo de psicoterapeuta, que después de tantos años y tanto profesional por los que he pasado soy ya Doctora Honoris Causa. Como todos, Paloma lo único que necesitaba era que la escucharan y la comprendieran. Me lo agradeció mucho. No hice demasiado, sólo acompañarla unos minutos, y decirla que "se alegrara de haber tenido a su lado durante años a un hombre que la amaba tanto". A su marcha, le regalé una revista de Psicología por algún artículo en concreto que ahora no recuerdo y una libreta dedicada con unas frases que decían algo así:

Eres alta y delgada,
como tu madre, morena, saladá,
como tu madre...





Paloma es alta y delgada. Tiene cinco hijos como cinco soles a los que adora. Tuvo también un marido al que amó y al que cuando ahora recuerda, las lágrimas asoman por sus ojos.
Paloma aún no sabe que la felicidad está dentro de uno. Algún día, desplegará sus alas, levantará el vuelo y saboreará su libertad. Nunca es tarde: mañana, en unos minutos, días, meses o años, qué mas da, si el tiempo es relativo, ya lo demostró Einstein, qué mas da.


Le dibujé en la portada una burda copia de la paloma de la paz de Picasso (ya decía yo que me sonaba, me dijo). Al despedirnos, me deseó mucha suerte y me dijo que yo le recordaba a la Tatcher, por lo de dama de hierro. Yo también me emocioné un poco y le respondí:

- Gracias, la necesito.

Todo esto fue antes de la revisión con neuro-cirujano.

Unos días después me llamó e insinuó venir por aquí a vernos. Yo le aconsejé honestamente que no lo hicera. "Mal rollo, cada día despiden a alguien, no es lo mejor para elevar el ánimo y el ambiente ya sabes cual es".
No la he vuelto a ver. No es necesario. La buena amistad y el buen recuerdo saben guardar silencio.

http://www.taringa.net/posts/info/1502711/Origen-del-simbolo-de-la-paz.html

martes, 26 de octubre de 2010

La felicidad está dentro de uno.

Próximo ya mi traslado a otra residencia, la experiencia vivida de tres meses en este centro, me hace re-afirmarme en que la felicidad no depende de los motivos.
Hay quien lleva su desgracia con una sonrisa puesta al compás de su silla de ruedas y los hay que, amargados por su situación, lanzan su mal humor con quien pillen a tiro. Hay quien se abandona y se dejaría arrastrar por la desidia hasta morir mientras que, en sus mismas circunstancias, otras personas se aferran a la vida y a las ilusiones con una fuerza admirable.

Margarita y Julia, dos viejecitas del gimnasio, muy menudas, Margarita de aspecto más informal, Julia vestida como para ir de boda. Son muy amigas hasta que se enfadan, y se comportan entonces como dos chiquillas. La una arrima la silla a la otra, con muy mal genio, la otra la descalifica en público. Son las que un día casi se pegan (ya lo conté).

Antonio, que siempre está de buen humor, solo sabe decir "pero bueeeeeeno", "ostras" (vaya cosas que te enseña la logopeda, le digo yo), y "muy bien, hombre". Mi compañera de mesa, Pilar, mujer de 81 años, simple ama de casa pero muy entrañable. Ambos van en silla de ruedas, Pilar por una especie de hemiplejia que dejó paralizado su costado izquierdo. Casi todas las tardes y todos los fines de semana se la llevan sus hijos. Antonio, como resultado del ictus que sufrió. Antonio toma el mismo anti-convulsivo que yo y le tuvieron que ingresar hace poco porque no se quiere tomar las pastillas. Su hermano se enfadó mucho y ahora la enfermera le espera hasta que se las traga. Antonio y Pilar son amigos, bromean y yo bromeo con los dos.

Maribel, la cubana, mi primera compañera de mesa. Insoportable la señora, siempre señalando con su dedo índice y cotorra sin parar. Aguanté estoicamente porque era afable, hasta que en dos días seguidos soltó tres veces "qué aburrimiento" y, a continuación:

- No somos buenas compañeras de mesa.

La castigaron cambiándola de mesa. "No voy a soportar impertinencias", le dije a la coordinadora. La sentaron con la más charlatana del comedor y así se convirtieron en contrincantes, compitiendo a ver quien hablaba más.

Todo el personal auxiliar, su paciencia y su dedicación, su buena cara por regla general. También su perceptible tensión (han echado a varios desde que estoy aquí).

En fin, lo dejo escrito para que no se me olvide.

Revolviendo en mi blog me encontré con este aforismo (¿mío?):

LA FELICIDAD ES UNA QUIMERA INALCANZABLE A LA QUE NO PODEMOS NI DEBEMOS RENUNCIAR.

lunes, 25 de octubre de 2010

CONTADOR




Contador gratis
+ 300

Don Pijote de la Mancha.

Contaba mi madre que, siendo yo muy niña, estaba una tarde absorta en la tele sentada encima de un cojín en el suelo. Me interrumpieron para algo y contesté enfadada:

- SSSSSShhhhhhhhh... ¡calla, que estoy viendo El Pijote!

Imagino que se trataba de la serie en blanco y negro que protagonizó Fernando Rey como Don Quijote.

Ya más mayorcita intenté varias veces leer la famosa y alabada novela de Cervantes, pero nada, que debo ser muy bruta. Al principio algo graciosa, pero cuando el igenioso hidalgo no para de caerse del caballo y su rechonchete escudero de rescatarlo de los líos en los que se mete, se me empezó a atragantar... En fin, que después de varios intentos, confieso algo avergonzada, que la novela me aburre.

Así como hay numerosos "Club de fans" de Don Quijote, estoy por fundar uno de anti-fans de dicho señor. Me temo que tendría muy poco éxito, no solo por la abrumadora mayoría de los que aman esa novela, sino por los otros tantos que o no la han leído o temen confesar que no les gusta.

Una de bomberos.

Se suceden en mi memoria sucesos vividos los últimos días antes del diagnóstico certero. Unos me provocan vergüenza, otros risa y otros, una mezcla de ambas. Como aquel de los bomberos.
Estaba yo sola en casa de mi madre y me dió por llamar al servicio de extinción de incendios. Conté muy seria que "la casa de mi vecino se estaba quemando". A los cinco minutos llamaron al teléfono desde donde había hecho la llamada solicitando una información más precisa. Debí contestar una tontería -otra- y subieron a mi casa dos hombretones vestidos de bomberos, muy amables como yo lo fui. Recuerdo, como una imagen fotográfica, mi dedo señalando desde la terraza el edificio que se veía en frente, uno en concreto, pues se ven varios.

- ¿Ven ustedes esa ventana blanca, junto a la torre de la chimenea?
- Sí, señora, pero ahí ya hemos estado y no hay ni fuego, ni vestigios.
- ¡Ah! Pues antes sí, antes salía una columna de humo gigantesca.

Yo sabía que era mentira pero algo en mi interior me impulsaba a hacer esa gamberrada sabiendo que lo era (una gamberrada).

Los bomberos se despidieron muy correctos y no he vuelto a saber nada. Un día de estos escribiré al Servicio Municipal pidiendo disculpas.

Según escribo estas líneas, recuerdo que algunos minutos después me llamó "el jefe" y me dijo que vaya una gracia, señora, a lo que contesté que a mí sí me hacía mucha gracia.

sábado, 23 de octubre de 2010

Agendas, algo de morriña y Adán.

Siempre he llevado agenda, desde que tengo uso de sinrazón, la adolescencia más o menos. Entonces, las cosas duraban toda la vida y solo había que arreglarlas o comprar recambios, pero eso era cuando aún no nos habían invadido los chinos ni la cultura del usar y tirar.
Las personas despistadas no somos nada sin agenda. Pero nada, apenas gas volátil.
Debe ser cosa genética porque recuerdo a mi padre con su luxindex a todas partes, a mi madre con notitas con "celo" o alfileres por todos los rincones de la casa, y a mis hermanos también con su sistema de llevar siempre consigo su maletita del debe y el haber en formatos diversos.
Tal vez lo genético sean las agendas y no el despiste.
El otro día me recomendaba una psicoterapeuta del centro llevar agenda. Vaya. Ha descubierto la pólvora esta mujer. Parece ser que hay gente que se resiste. Pues bueno, serán gas volátil que, pensándolo bien, no debe ser nada malo.
Yo también tuve una luxindex verde que aún conservo. Más tarde me pasé a las grandotas de mesa que eran como un ladrillo para ir con ellas a todas partes, pero te las regalaban por Navidad las firmas comerciales y había que aprovecharlas.
Más tarde, otro regalo navideño fue una mini-mini-agenda tamaño tarjeta de visita, que le hacía mucha gracia a un amigo mío. Tenía la ventaja de su ligereza y, sobre todo, que hacía las mismas cosas o más que con la grande.
El objetivo no es sólo apuntar las cosas para evitar que se te olviden (el mero hecho de anotarlas ya refuerza la memoria), lo principal es el placer que supone tachar lo ya hecho. A veces, incluso apunto algo y acto seguido lo tacho. Da sensación de tiempo aprovechado.
Y últimamente he descubiero que un cuadernito con espiral lateral surte casi los mismos efectos que la agenda, con la adicional ventaja de que puedes llevar el boli o lápiz metido dentro del canutillo (o espiral o comosediga).
Luego seguiré si puedo.
Y por cierto: no llevo comisión de agenda alguna, resulta que aún existe la marca citada... ¿han logrado sobrevivir a la invasión china?
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Pierdo un poco la noción del tiempo y dudo si son horas, días o semanas el tiempo transcurrido sin saber de algunos amigos y familiares. A veces doy un toque, otras no, porque aún echando de menos temo las noticias. No estoy para emociones fuertes, ni buenas ni malas.
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Estoy leyendo "La enfermedad como camino", libro que me recomendó un querido amigo y que casualmente tenían en la biblioteca del centro. Es un poco ladrillo unos ratos, pero muy interesante otros.
Me recuerda a mi juventud: Herman Hesse y su lobo estepario, Lobsang Rampa y su ermitaño, E.T. Hall y su oculta dimensión. ¿Y de qué me suena también Khalil Gibran?
Especial interés me ha despertado el capítulo IV, de título "BIEN Y MAL", que hace una interesante interpretación de la bíblica figura de Adán. Adán como andrógino, nunca lo hubiera imaginado. Nos habla de unidad y polaridad, de la luz y la oscuridad, del Yin-Yan. En fin, que una vez más se vuelve una a sentir una mota de polvo en el Universo y eso está bien, creo yo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Torcuato y Torcuatín.

Lo último que supe de Torcuato es que había sido abuelo. Me llamó Isabel para decírmelo.

- La niña es igualita igualita que Torcuatín cuando nació- me contó que había dicho la abuela, madre de Isabel y Torcuatín, cuando fue a conocer a su nietecita al Hospital.

Lo mismo había dicho mi suegra cuando vio a mi hijo por primera vez.

Qué bonito era mi bebé. “Qué feo es” fue la frase que soltó su padre cuando le vio recién nacido pero ya limpio.

Torcuatín era un chico majete, muy pacífico y precusor de la generación nini (ni estudian ni trabajan). Su padre soñaba con que ingresara en el ejército y que dejara de “hacer el nada”, pero el chico no era muy partidario. Tenía una melena hasta la cintura, era muy amable y con mucho sentido del humor. Y todo iba bien hasta que se echó una novia peluquera que le chupaba la sangre (según Torcuato); lo cierto es que siempre estaban encerrados en el dormitorio de Torcuatín. Hasta que un buen día, Adu metepatas, en la comida (ese día habían salido del dormitorio a comer) dijo:

- Encarna, estás engordando mucho, deberías cuidarte.

Encarna y Torcuatín se quedaron notablemente incómodos y al cabo de unos meses nació Encarnita, pero yo ya estaba lejos, con otras preocupaciones y otras historias.

Cuando la próxima paternidad de Torcuatín empezó a ser evidente ante su propia conciencia, se olvidó del nini y empezó a trabajar colocando placas de escayola. Ahora, con la tremenda crisis del sector, muchas veces me pregunto qué suerte habrán corrido.

Torcuato insistía para que su hijo ingresara en el ejército. Imaginaba a su hijo militar en el Servicio de Inteligencia, posiblemente, tal como él en su juventud. ¡Terca ambición la de los padres de que sus hijos sigan sus pasos, culpable de tantas frustraciones! O simplemente, el padre veía en las fuerzas armadas un puesto de trabajo seguro para su hijo para toda la vida.

Mi hijo, unos pocos años menor que Isabel y Torcuatín, encajaba muy bien con ellos y con Torcuato se llevaba estupendamente. Mi noviete siempre “tuvo mano” con los chavales. Por un tiempo, más corto que largo, tuve esa brizna de esperanza de tener familia propia: comidas en grupo, desayunos y cenas cada uno a su bola, sofá de flores y discusiones por la tele. Aunque el sofá fuera liso o a cuadros, pero tener ese grupo cómplice que llaman “familia”. Pronto esa brisa se desvaneció, y comprendí que el azar no quería ese destino para mí.

Podría haber seguido buscando pero estaba rendida. A veces solo quien no busca encuentra, dijo Picasso, creo. Poco después, ya ni quería vivir en familia. Escogí el camino de la soledad que a veces se clava como un cuchillo afilado pero que permite también la absoluta libertad.

martes, 19 de octubre de 2010

Mi novio Torcuato, otra batallita.

Tuve un novio curioso. Llamémosle Torcuato. Lo conocí hacia 1998, en la estación de autobuses (¡qué romántico, por dios!) de Valladolid. Creo. De lo que estoy segura es de que él acababa de salir de la cárcel, según me contó. Me impresionó que lo dijera con esa naturalidad, como quien dice “acabo de salir de paseo”.

Después de haber convivido unos trece años con una lija, yo tenía muy claro qué necesitaba de un hombre, por este orden:

1º) Que fuera cariñoso
2º) Que colaborara en las tareas domésticas y
3º) Que NO le gustara el fútbol.

Lógicamente el orden de preferencia y las premisas varían a lo largo del tiempo, pero en ese momento era así y Torcuato las cumplía perfectamente, como poco a poco se fue demostrando.
Como anécdota, al poco tiempo de conocernos, me regaló un bote de cristal con setas en conserva. “Recogidas, limpias, cocinadas y enlatadas al vacío por mí mismo”, me dijo. Las probé con mucha aprensión pero, como puede deducirse, no me pasó nada. Mmmmm… igual acabo de dar con el origen del misterioso meningioma, se me ocurre. Mira que soy gansa.
La explicación que él daba a su paseo por la cárcel –yo no insistía- era “por deudas”. Haciendo alarde de mi tolerancia lo pasé por alto. Hasta el mejor escribano echa un borrón, me decía.
Torcuato se mostraba muy atento, bondadoso, admirador (¡la admiración, componente básico del amor!) Yo me dejaba querer.
Una vez finalizada nuestra relación, al cabo de unos meses recibí un msm desde un fijo (lo que ya era raro entonces) que decía algo así como:

“Por mucho tiempo que pase, te seguiré adorando porque sé que eres la mujer de mi vida” o algo así. No iba firmado pero supuse que era él, era su estilo, sin duda. Llamé al teléfono que remitía y no logré comunicar. Pudo ser una equivocación. Todo un poco su-realista. Torcuato era muy habilidoso para las cuestiones informáticas y pudo ser también un truco para que no lo localizara. Vaya usted a saber.

Le planté de la noche a la mañana, aunque seguramente fui tejiendo mi desamor a medida que iba conociendo sus detalles oscuros. Había sido guerrillero de Cristo Rey y espía de Franco. Ambas cosas me las contó él mismo y se avergonzaba de este su original pasado. Seguí haciendo gala de mi tolerancia; al fin y al cabo no afectaba a “lo nuestro”. Como espía, infiltrado en la Facultad vigilando estudiantes revoltosos, logró el título de Licenciado en Derecho. Lo de “ser abogado” nunca me lo creí del todo.
De su experiencia como espía contaba anécdotas tan originales como él. Un día me quedé fuera de casa y sin llaves (me suele pasar cinco o seis veces al año). Entonces, ese día, Torcuato, con una habilidad digna de 007, abrió la cerradura con una tarjeta. Me dejó boquiabierta.
Otra vez, me llamó su hija, a la que llamaremos Isabel. Una chica estupenda, de unos veinte años, y ella bien sabía su valor. Me llamó Isabel para preguntarme si sabía dónde andaba su padre pues les habían embargado la casita que tenían en un pueblo cercano a la capital y había sido precintada la cerradura por la Policía. En ese momento algo hizo ¡clinck! dentro de mí. En esa casita había dejado yo depositado un lavavajillas carísimo. Cuando le pregunté a Torcuato, me respondió:
- Ningún problema. Cuando quieras, vamos allí, hablamos con el juez y sacamos tu lavavajillas.
Por descontado, no fuimos, no hablamos con el juez, perdí el lavaplatos. No deja aún de sorprenderme su candidez. Tal vez la cándida soy yo. En cualquier caso, lo fui. Pero lo pasado, pasado.

A menudo me pregunto qué habrá sido de él. Porque, según voy tirando del hilo, lo que finalmente me decidió a dejarle fue cuando me contó Isabel que su padre aún tenía varios juicios pendientes (por deudas ¿?!!), y también añadió: “mi padre, como padre el mejor, pero como marido o novio… un horror, por eso le dejó mi madre”.

La gota que hizo que me decidiera a dar el paso final fue una mentira suya. Le pillé en una tontería. Tal vez fue una mentirijilla sin más, pero yo ya no me fíaba. Y sobre todo, quizá lo más importante, aunque para mí nunca lo ha sido mucho (el sexo, importante) es que no “me ponía”, si es que “me puso” alguna vez. Recogí lo poco que tenía en su casa (un par de zapatillas, unos sobre-platos, poca cosa) y me largué sin ninguna explicación. Tampoco me la pidió. Isabel me abrió la puerta y asistió condescendiente abrazada a su perrita Luna. Como si fuera mi cómplice. Como pensando: “te comprendo, yo me quedo porque soy su hija y no tengo dónde ir”. Acto seguido, cambié todos mis pins, mis contraseñas de correo, mis accesos electrónicos, anulé todas mis tarjetas, todo… Y todo en veinticuatro o cuarenta y ocho horas.

Jamás me pidió dinero, jamás me hizo una picia. Estoy segura de que me quiso. Qué habrá sido de él, me pregunto a veces.

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En este mundo que hemos hecho uno se puede pasar todo el día de gestiones, llamando por teléfono, poniendo faxes, haciendo cuentas, enviando e-mails. La gotera, el juanete de la suegra o nuestra propia incapacidad hace que cada vez sea todo más complicado.
Aún estando "de baja" no me cunde el tiempo, parece increible pero es cierto: cada vez crece más la montaña de cosas por hacer. Y así todos y cada uno.

lunes, 18 de octubre de 2010

Y las calles se cubrieron de margaritas...


FOTO: Mi TAC del 8 de julio de 2010, día en que me ingresaron vía urgencias en el Ramón y Cajal. Diagnóstico: tumor "gigante" compatible con meningioma.

Cuando Aureliano Buendía I murió, las calles de Macondo quedaron cubiertas con un tapiz de florecitas amarillas. Hoy mi ánima se alfombró de margaritas silvestres, como esas que brotan espontáneas en las praderas primaverales.

Hoy revisión con neurocirujano. Todo ha ido muy bien.

CONTINUARÁ...

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Todo ha ido muy bien.

Hoy, lunes 18 de octubre, tenía cita con el neuro-cirujano Dr. Esteban Rodríguez del Barrio que me operó, a quien debo la vida, además de a mis hermanos.

Transcribo literalmente el informe del Dr. del Barrio:

Intervenida el 21 de julio de 2010 de un meningioma gigante frontal bilateral implantado en la hoz. Evolución favorable con notable mejoría sobre todo a nivel cognitivo. Una RM cerebral de control nos muestra restos de la lesión existiendo no obstante algún resto hemático en la cavidad que irá desapareciendo en los próximos meses. Añado al tratamiento habitual XXXX 75 mg, 1 comprimido con el desayuno.

XXXX = antidepresivo.

No sé si en esto último le haré caso, a la vista de mi historial de los últimos quince años.

Traducción para personas no expertas deducida de mi conversación con él:

- Estoy muy bien, dentro del cuadro post.operatorio.
- Todos los síntomas que aludo de altibajos (tanto físicos como emocionales) son normales.
- Considera normal un periodo de muchos meses para el total re-establecimiento.
- De momento, debo seguir siendo prudente, aunque cree positivo un cambio de ambiente (salir de esta residencia).
- Debo seguir con apoyo farmacológico (anti-convulsivos y analgésicos comunes), y añade un antidepresivo.
- Próxima revisión en unos seis meses (ya concertada para el lunes 28 de marzo).
- La RM cerebral que me hicieron el 23 de septiembre presentaba algún vestigio de sangre de procedencia quirúrgica, normal todo al parecer. Vimos la foto en un aparato de la consulta, “como en las películas” dije yo, y me contestó “los ojos” a mi pregunta de qué eran esas dos cosas blancas.


Me aporta los siguientes documentos:
1.- CD con las pruebas que me hicieron en San Camilo el 8 de julio, día en que me ingresaron vía urgencias en el Ramón y Cajal.
Yo solo veo una calavera (la de la foto), manchas difusas y un manual de 38 páginas en Inglés.
2.- Copia del informe de la RM del 23 de septiembre, ya post.operatoria.
No entiendo nada pero no tiene mala pinta.
3.- Informe suyo manuscrito de hoy.
Ya lo transcribo.

Estoy contenta, viva, muevo todo, buenas perspectivas…

Me acordé de esa imagen que se me quedó grabada cuando leí “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, que me puso los pelos del brazo de punta. Espero que la memoria no me traicione: el mayor de la saga protagonista de la novela, Aureliano Buendía, muere, y la ciudad amanece cubierta de una capa de flores amarillas. Imaginé algo así pero con margaritas. ¿Por qué margaritas? Pues porque me gustan, porque mi hermana y una buena amiga se llaman así y… ¿por qué hay que buscarle a todo explicación?

sábado, 16 de octubre de 2010

Más batallitas: LA RADIO DE JULIA


FOTO: Por Adu. Basilea (Suiza, 2007).

Voy marchando con mi primera edición, la "version abreviada para los amigos" ya en impresión y la otra haciéndose. A veces me siento privilegiada por poder hacer lo que durante tanto tiempo soñé.

Hablando de sueños y tirando de un circuito neuronal de la memoria (esto es mucho más útil que las baterías de tests a que me someten; ya los hago mejor que el neuro, je je...)

Era por el año ¿1995?
Mi vida personal ya hacía aguas por todas partes. Para sobrevivir, escuchaba a diario "La Radio de Julia", un programa que llevaba la conocida locutora Julia Otero en Antena Tres, creo. A última hora siempre había una tertulia que a mí me encantaba, allí estaban Manuel Rivas, Almudena Grandes, otros cuyos nombres ahora no me salen, pero todos cultos y buenos oradores, algunos lanzados a la fama desde allí. Los viernes la tertulia se llamaba "Gabinete sentimental" e invitaban a los oyentes a participar dejando grabado en un contestador sus dudas, sugerencias etc... Algo así como "La Sra. Francis" pero en post-moderno.

Un día se me ocurrió llamar y grabar inocentemente esta cuestión:

- ¿... Se puede vivir solo, sin amor, sin pareja, y ser feliz?

(Es obvio lo que yo en mi vida ya me estaba planteando).

Cual fue mi sorpresa cuando esa misma semana se emitió la tertulia del viernes dedicada a este tema. Comenzó con mi propia voz grabada que me costó reconocer. En algún rincón de alguna caja debo tener guardado el cassete del programa de ese día. El debate estuvo muy animado y me quedó el siguiente mensaje ("idea fuerza"):

SE PUEDE VIVIR SIN PAREJA, PERO NO SIN ILUSIONES.

jueves, 14 de octubre de 2010

NARANJAS: begonia y más recuerdos.


Debe ser algo raro este color para una begonia, pero así es la que hay en mi habitación. La foto no es de ésta, ya que no tengo máquina aquí ni fotógrafo, pero se parece mucho.

MÁS RECUERDOS...

Sería por 1999, no sé con precisión. Estábamos en Valladolid mis amigas Esther (de Palencia) y Michèle (la pintora francesa) y yo comiendo juntas. Yo tenía muy próxima una entrevista de trabajo para la Unidad Técnica de la Universidad. Como es lógico, estaba muy interesada en el puesto.

Yo había estado el fin de semana anterior con mi hermano, quien además de su experiencia como entrevistador y entrevistado, me sorprendió con visiones sobre mí que yo ignoraba, como “ordenada” y alguna cosa más. Me dio un papelito, lo veo con nitidez, de su puño y letra, que él iba elaborando según íbamos conversando, con las cosas que yo debía y no debía hacer. Fue cerca del Bernabéu, en una cafetería. Una de ellas fue lo que creo me condenó a no ser finalmente elegida, pero da lo mismo porque de esa experiencia aprendí muchísimo, entre otras cosas que no debes demostrar jamás que sabes más que tu entrevistador. Y sobre todo, me dejó muy grato sabor pensar que mi hermano (que había sido mi ídolo en mi niñez) me tenía en tan alta estima.

Volviendo al naranja, yo había hecho un cursillo recientemente sobre “técnicas de comunicación” o algo así, y en los apuntes que nos dieron, había un capítulo dedicado a la importancia de la propia imagen, la ropa y los colores. Consultando los apuntes, elegí un discreto y estiloso traje de chaqueta y pantalón blanco con fínísimas rayitas grises. Me faltaba una camisa, jersey o camiseta de color naranja. Y mis amigas se tomaron la tarde en Valladolid para elegirme algo naranja. No recuerdo bien si yo tenía un curso o congreso en Valladolid, el caso es que no tenía tiempo de hacerlo. Volvieron E y M con dos prendas de color naranja para que eligiera. Tampoco recuerdo si finalmente me quedé con las dos, pero lo que sí veo con toda caridad es la prenda que elegí para llevar puesta el día de la entrevista: una camiseta naranja de regular calidad y que me estaba algo estrecha pero me duró mucho tiempo. Me recordaba ese día, la tenía mucho cariño.

El puesto finalmente fue para un colega muy querido, con quien me llevaba muy bien y creo que sigue allí. Nunca tuve un rival más simpático y seguramente lo hace mucho mejor de lo que yo lo hubiera hecho.

El naranja simboliza el poder espiritual (lamas tibetanos), la sabiduría, color cálido pero no estridente (¿?)… la simbiosis ente el rojo (fuego-pasión) y amarillo (luz-amistad). Si el tono no es chillón refleja serenidad.

La begonia que me regalaron Paloma y Ramón sigue echando capullos, está preciosa… Nunca había tenido una begonia, no sabía qué cuidados requería. Me parece que nos vamos a llevar muy bien. La begonia que me regalaron Paloma y Ramón es naranja... ¿lo había dicho ya?

martes, 12 de octubre de 2010

Recuerdos y contador.






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+ 300
Es hermoso ir abriendo el cajón de los recuerdos. Hace poco vino mi amiga Pilar y me trajo un CD que yo le había dado con las fotos de Basilea (Suiza), tomadas en julio del 2007, alojadas en aquella casa de una suiza que intercambiamos por mi apartamento en Portugal. Fue un viaje estupendo: Milán, después el tren atravesando los Alpes, los lagos, las praderas y el encanto suizo, en fin… Había fases que tenía completamente olvidadas. La capilla de Ronchamp y el trayecto hasta allí, por ejemplo. El Campus-Museo Vitra. Otro museo cuyo nombre aún no recuerdo, pero lo haré (el de la foto)… Fundación ¿Beleyer?, con la vista de la Selva Negra (Baviera) al fondo…

domingo, 10 de octubre de 2010

Lunes otoñal aunque ponga 10.10.10.

FOTO: Mi sobrina Nieves y su amiga Milena cantando en su concierto de Black Music.

Recopilando mis escritos, me he topado con este párrafo que había olvidado completamente y encuentro que encierra mucha sabiduría:

Ya no amo a nadie por necesidad. Me apetece su cercanía por amor, pero puedo pasarme sin. ¡Qué liberación: querer a la gente porque lo sientes dentro, porque sí y ya está! Esa diferencia, ese matiz que he tardado tanto en entender y más en sentir, está íntimamente relacionado con la independencia. Solo si somos autónomos y libres, estamos preparados para amar de esa forma serena y honesta que admite que estés o no, que acepta pero no exige, y que es más satisfactoria, mucho más, sin duda alguna: compartir unos minutos, unas horas, unos días… lo que se pueda… Saber que lo compartido es fantástico, pero que la presencia o ausencia de las personas a las que quieres no te desviará de la ruta que te has trazado… que tal vez mañana yo ya no esté, pero cada uno estará para mí en los campos sembrados de espigas cada vez que las vea ondear por el viento (*)…

(*) Cita de memoria, por tanto no literal, de “El Principito” de Saint Exupery.


Aunque la azalea RIP, mi begonia naranja sigue floreciendo. Intuyo un nuevo otoño de persianas y manzanas, de hojuelas transparentes, miradas de cristal, pétalos de azahar y de esperanza…

(Aunque ponga domingo 10, hoy en realidad es lunes 11. Cosas de las máquinas.)

sábado, 9 de octubre de 2010

Montaña rusa.

FOTO DE VICTORINO GARCÍA.
Mi evolución post-quirúrgica es como una montaña rusa: hoy estoy bien, ayer postrada en la cama con la cabeza a estallar. Afortunadamente, los bajones suelen curarse con diez horas seguidas de sueño. En los momentos más bajos, siento la energía salir a través de las puntas de todos y cada uno de mis dedos, en las manos y en los pies. Y pienso que la muerte debe ser algo así.

Lo que sí ha mejorado sustancialmente son las ganas. Me apetece todo: ir de viaje, pasear por la playa, reírme, ver a mis amigos, ir al cine, escribir, comer… cosas que en el último año fui abandonando por inapetencia.
Lo bueno de todo esto es haber aprendido lo que estoy aprendiendo, comprender la importancia de las ganas. Lo malo es que aún no tengo energía para hacer todo lo que me apetecería hacer.

Ayer falleció mi azalea: no ha soportado el trasplante. Y hoy llueve sobre las calles de Madrid. Las gotas que caen del cielo gris limpian mi ánima, dulce, levemente.

Y encima el de la imprenta era un borde.

jueves, 7 de octubre de 2010

Avanzando y Tan-gram.

Ayer por la mañana fui a intentar yo solita tramitar una gestión mía. Todo un éxito. Dos horas y cincuenta euros, todo incluido: taxis ida y vuelta, café y revista. Hace un día espléndido. Además de coches, en Madrid hay árboles, colores, gente… sabor a libertad.

TANGRAM
Es un juego muy interesante, consiste en varias piezas geométricas planas con las que puedes construir figuras combinando las piezas. Parece ser que su origen es chino y es un juego muy conocido (¿?) Yo lo he conocido aquí.
Ejercita la habilidad espacial, la memoria y nosecuantas cosas más, creo que es buenísimo como gimnasia mental y la verdad, entretenido, aunque produce algo de jaqueca, si bien no soy una muestra representativa en este sentido.

lunes, 4 de octubre de 2010

Rompe-cabezas.





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FOTO: Uno de los dibujos escogidos para CUALQUIER DIA ES BUENO PARA EMPEZAR de mi amigazo LFCS.

A medida que mi masa cerebral se expande, surgen ganas e ideas que mi cuerpo no puede producir a la misma velocidad.
Una vez lista para editar la versión "para familia y amigos", selección de CUALQUIER DIA ES BUENO PARA EMPEZAR, va tomando forma otra publicación de la que por ahora solo tengo esbozado lo siguiente:

- Tamaño de bolsillo para poder llevarlo en el idem.
- Dividido en varias secciones de títulos:

1.- CUALQUIER DÍA.
2.- PARTOS SIN DOLOR.
3.- CRÓNICAS DE UN PUEBLO.
4.- COMARCA CUATRO.
5.- DIARIO INCOMBUSTIBLE.

Todos y cada uno de ellos irán acompañados con ilustraciones de amigos: fotos de JC y MC, dibujos de mi colega JLRA y el poeta LFCS, collages de MAA y alguna idiotez mía, que si algo se me da realmente bien es hacer idioteces. Por supuesto, siempre citaré la procedencia.

domingo, 3 de octubre de 2010

¿Principio del fin?



El ambiente en la resi se deteriora día a día: cada vez menos personal, menos horas de apertura de cafetería, la baldosa de zócalo sigue sin pegar... estos y otros detalles hacen pensar en un ERE. Además, ya que me voy encontrando mejor (aunque muy lentamente), se me va haciendo más duro convivir con viejecillos, sordos y paralíticos y más insoportable la mala acústica de estas paredes ignífugas. Tengo pendiente una consulta de este tipo (protección contra incendios versus confort acústico). No tengo energías para discutir ni para quejarme a Dirección, además ¿quien sabe si las propias personas que coordinan y dirigen no están preocupadas por su puesto de trabajo?