FOTO DE JC en un mercadillo de Armenia.
En el centro de rehabilitación donde estoy, todos son ancianos o impedidos en sillas de ruedas. Por tanto, yo soy "la reina".
En el gimnasio hoy, dos viejecitas casi se pegan:
- Mala, más que mala -le decía Una a Otra-. Te cuento un secreto y se lo vas diciendo a todo el mundo.
- Guarra, que eres una guarra...
Me recordaba al jardín de infancia del colegio de monjas...
Otra solo sabía decir "sí", "no" y "pero" y está muy contenta porque la logopeda le ha enseñado a decir también "hola" y anda todo el día saludando.
Otro solo sabe decir "pero bueeeno" y no es tan mayor pero sí un poco petardo.
Lo más chachi es el personal currelito. Les he preguntado si el día de la huelga nos van a dejar sin comer y me han respondido que siempre hay servicios mínimos. Prometo reportaje.
Lo bueno de esta calidad media de colegas es que aunque un hombre te mire con ojos golositos, sabes que no se atreverá porque le puedes, ¿o esto es así siempre? (en senido figurado). Alguno ya me ha tirado los tejos.
Lo malo es que para el que te mira con ojos golositos, tú serías su enfermera. Y una no está para cuidar, sino más bien para que la cuiden.
Es lo que hay.
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