jueves, 14 de octubre de 2010

NARANJAS: begonia y más recuerdos.


Debe ser algo raro este color para una begonia, pero así es la que hay en mi habitación. La foto no es de ésta, ya que no tengo máquina aquí ni fotógrafo, pero se parece mucho.

MÁS RECUERDOS...

Sería por 1999, no sé con precisión. Estábamos en Valladolid mis amigas Esther (de Palencia) y Michèle (la pintora francesa) y yo comiendo juntas. Yo tenía muy próxima una entrevista de trabajo para la Unidad Técnica de la Universidad. Como es lógico, estaba muy interesada en el puesto.

Yo había estado el fin de semana anterior con mi hermano, quien además de su experiencia como entrevistador y entrevistado, me sorprendió con visiones sobre mí que yo ignoraba, como “ordenada” y alguna cosa más. Me dio un papelito, lo veo con nitidez, de su puño y letra, que él iba elaborando según íbamos conversando, con las cosas que yo debía y no debía hacer. Fue cerca del Bernabéu, en una cafetería. Una de ellas fue lo que creo me condenó a no ser finalmente elegida, pero da lo mismo porque de esa experiencia aprendí muchísimo, entre otras cosas que no debes demostrar jamás que sabes más que tu entrevistador. Y sobre todo, me dejó muy grato sabor pensar que mi hermano (que había sido mi ídolo en mi niñez) me tenía en tan alta estima.

Volviendo al naranja, yo había hecho un cursillo recientemente sobre “técnicas de comunicación” o algo así, y en los apuntes que nos dieron, había un capítulo dedicado a la importancia de la propia imagen, la ropa y los colores. Consultando los apuntes, elegí un discreto y estiloso traje de chaqueta y pantalón blanco con fínísimas rayitas grises. Me faltaba una camisa, jersey o camiseta de color naranja. Y mis amigas se tomaron la tarde en Valladolid para elegirme algo naranja. No recuerdo bien si yo tenía un curso o congreso en Valladolid, el caso es que no tenía tiempo de hacerlo. Volvieron E y M con dos prendas de color naranja para que eligiera. Tampoco recuerdo si finalmente me quedé con las dos, pero lo que sí veo con toda caridad es la prenda que elegí para llevar puesta el día de la entrevista: una camiseta naranja de regular calidad y que me estaba algo estrecha pero me duró mucho tiempo. Me recordaba ese día, la tenía mucho cariño.

El puesto finalmente fue para un colega muy querido, con quien me llevaba muy bien y creo que sigue allí. Nunca tuve un rival más simpático y seguramente lo hace mucho mejor de lo que yo lo hubiera hecho.

El naranja simboliza el poder espiritual (lamas tibetanos), la sabiduría, color cálido pero no estridente (¿?)… la simbiosis ente el rojo (fuego-pasión) y amarillo (luz-amistad). Si el tono no es chillón refleja serenidad.

La begonia que me regalaron Paloma y Ramón sigue echando capullos, está preciosa… Nunca había tenido una begonia, no sabía qué cuidados requería. Me parece que nos vamos a llevar muy bien. La begonia que me regalaron Paloma y Ramón es naranja... ¿lo había dicho ya?

3 comentarios:

  1. ¡Hola Adulina!....entro en tu blog, y me quedo pasmada, demasiado tiempo sin contacto, demasiado tiempo sin internet para saber que la vida pasa sin enterarnos de nada y me doy cuenta que necesitamos de él para estar en este mundo, hemos hecho de la virtualidad nuestro ámbito y, muy a mi pesar, seguirá siendo así. También gracias a ello te puedo enviar un fuerte beso y toda mi energía. MMMMUUUUAAACCCCCCCCCCCCC.

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  2. Muchas gracias, MJDPPL.
    Felicidades por tus actividades y el talento de toda la familia.
    Besos.

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  3. DE PALOMA Y RAMÓN:
    "Bueno, voy a volver a intentarlo.
    Hemos disfrutado mucho con el relato. Muy bonito lo que escribe... me dice Ramón con una sonrisa.
    Acabamos de llegar de un English Camp cerca de Sayatón. Estaba el campo precioso de colores: amaarillos, rojos, naranjas, verdes... Y el Tajo limpio y con agua.
    Da gusto el campo en otoño.
    Ese color naranja, rojo y amarillo mezclado... Me encanta.
    Nos hemos acordado de tí."
    GRACIAS, AMIGOS, YO TAMBIÉN OS QUIERO.

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