jueves, 4 de febrero de 2010

Este diario que casi me mata.

Y es que, por seguir escribiendo, hay tardes que me vengo al despacho y la verdad, no sé ni qué escribir.
LFC me vaticinó que se me daría bien escribir un diario mío y aquí estoy, dale que te pego.
Y ni siquiera sé si me lee alguien, ni quienes me leen. Por favor, si habéis llegado hasta aquí, dejad alguna huella visible, os lo agradeceré infinito.
Buenas tardes que ya es ser muy optimistas porque llevamos un día aciago del copón.

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