Observo, entre alhagada y extrañada, que este blog tiene más seguidores que el anterior, cuando era mucho más literario el otro, creo yo. Tal vez, dé pena una mujer de casi 53 taquillos a la que le han hecho una craneotomía, no lo sé. O quizá es que no soy consciente de la gravedad de mi enfermedad. A los hechos me remito. En todo caso, voy mejorando a pasos de gigante, a costa de cuidarme mucho y evitar las emociones fuertes. Estoy convencida de que la actitud influye muchísimo en la evolución personal.
No sé si algún día podré perdonar a la psicóloga (cuyo nombre no diré, por supuesto) que me bajó la auto-estima hasta el tercer sótano en los últimos meses previos a mi marcha a Madrid. Mejor dicho, sí, perdonar sí, ya lo he hecho, pero me han quedado muy pocas ganas de seguir terapia psicoanalítica .
No he escrito nada de lo que tenía pensado, así es la vida.
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