Pues eso: que estamos ya a lunes 22 de marzo, de un marzo irregular, ventoso y medio podrido y yo aquí dale que te pego con mis memorias para no volverme tarumba (más aún, quiero decir).
Estábamos con la preñez de mimomó. Voy a sonsacarle y sigo. Hasta ahora, chiquis.
Dice ella (mimomó) que fue un buen embarazo, que solo le daban yuyus cuando olía a gambas y que nací "normal" (es un decir) en comparación con mis hermanos, Jesús y Margarita. Como en todas las familias nacional-católicas de entonces, en mi casa les pusieron a mis hermanos los nombres de los popós, de popó y de momó. Podéis entreteneros en averiguar cuál es de cada cual. Como ya tenían "la parejita", ella con el nombre de mimomó y él, con el de mipopó, solo quedaba yo que NPI de qué nombre ponerme. Entonces dijo mipopó:
-¡Ya está! El de alguna de las abuelas: Encarna o Inés.
Mimomó tenía una relación absolutamente tormentosa con Inés, de forma que para escabullirse y que no se lo recordara toda la vida, le rebatió:
- No, no, mejor el de la madrina: Guadalupe.
Y así es como me pusieron este nombre, hermoso, al menos poco común.
Guadalupe, muy de mi tierra.
ResponderEliminarPues yo si tuviese una hijita la llamaría Inés. Hace tiempo que lo pienso.
A mi amiga le aconsejé "Lucía" que también es precioso, pero es que el padre de la criatura se apellida "Barriga", y claro, pues como que tampoco hay hacer sufrir a lo tonto.. leñe!
Vendrá abril y seguirás con un nombre poco corriente y bien hermoso.
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