Otra vez mi querido poetácrata me ha echado un jarro de agua gélida, como el tiempo que hace estos días. Andaba yo pensando, dando vueltas a sus silencios, ahora ya no me cabe ninguna duda: la referencia a los girones de sus musas me da la definitiva señal. Me ha dejado aplastada, aunque no más que otras veces, que a todo se acostumbra uni.
Pues vale.
Comienzo de nuevo en otra pista, de hecho ya tenía pensado empezar otro blog con mi crudo diario, a secas, sin artificios ni símbolos.
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Ese viernes estaba convencida de que se cerraba una página de mi vida y comenzaba otra etapa, por así decirlo. Se cerraba Béjar y se abría Toro.
Ahora ya no estoy segura (no estoy segura de nada).
Ummm, esto creo que me va a gustar un ovario...
ResponderEliminarEspiezas desolada y no me queda más remedio que decirte "mi niña, nadie merece tu soledad".
Un besazo enorme.
Gracias corazoncilla.
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